¿POR QUÉ ESTUDIAR TEOLOGÍA?

¿Alguna vez ha tenido el deseo de hacer un curso de teología, pero, por algún tipo de recelo, acabó cambiando de idea? Pues bien, es muy común escuchar muchas advertencias en cuanto a hacer un curso teológico, provocando un miedo casi generalizado de enfriarse en la fe. Y si usted ya pasó por eso o si tiene dudas sobre el tema, le aconsejo leer este artículo, donde abordaré algunos puntos de máxima importancia sobre la necesidad de un curso de teología.

En realidad, quiero hablar aquí sobre algunas afirmaciones muy comunes que oímos al manifestar el deseo de estudiar teología. Veamos algunas de ellas:

  1. La letra mata, el espíritu vivifica

Uno de los argumentos más utilizados para combatir el estudio teológico es la cita de esta frase de Pablo en su segunda carta a los Corintios. Sin embargo, necesitamos tener cuidado con textos aislados de la Biblia, evitando correr el riesgo de una interpretación errada de su verdadero sentido. Veamos lo que la Palabra nos dice:

“No es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios. Él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no el de la letra, sino el del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida”. 2 Corintios 3:5-6

Pablo aquí habla de una capacitación que viene de Dios, a fin de hacernos ministros de un nuevo testamento, o sea, una Nueva Alianza. ¿Y cuál es la diferencia entre la antigua y la Nueva Alianza? El Espíritu Santo. Fue a partir del sacrificio de Jesús que pasamos a tener el Espíritu Santo en nosotros, lo que no sucedía antiguamente.

Por lo tanto, hoy tenemos el Espíritu Santo, por lo que tenemos la capacidad de dar vida a la Palabra predicada. Yo daré un ejemplo: ¿cuántas veces ya se ha encontrado leyendo un fragmento de la Palabra y, “de repente”, su corazón fue inundado por una revelación profunda acerca de lo que estaba leyendo? Cuando esto sucede, es el mismo Espíritu Santo que está dando vida a lo que está escrito. Esta es la Palabra revelada, la Palabra viva (Hebreos 4:12).

Pero eso no significa que no podemos estudiar la Palabra de Dios. Lo que Pablo se refería en estos versículos es que, por más conocimiento que tengamos de la Palabra, de nada sirve si no estamos llenos del Espíritu Santo. Por lo tanto, podemos y debemos profundizar en el estudio de la Palabra, y el curso teológico sólo vendrá para enriquecernos cada vez más.

  1. Los fariseos tenían teología

Los fariseos pertenecían a un grupo conservador religioso de gran influencia en la época de Jesús, y una de sus características era que ellos eran grandes conocedores de la Ley. Sin embargo, el conocimiento no les impidió haber sido llamados hipócritas y comparados a sepulcros blanqueados.

Pero la lección que podemos aprender de los fariseos es que tanto conocimiento de la letra no los llevó a reconocer a Jesucristo como el Mesías, pues estaban más preocupados por las tradiciones y las costumbres, que con lo que realmente importaba. El hecho es que esos hombres sólo tenían el conocimiento frío y teórico de la ley, pero no tenían el corazón vuelto a Dios. La soberbia les sobresalía, y les faltaba la luz del Espíritu Santo.

  1. No necesitamos teología, la oración basta

La oración es nuestro momento con Dios. Es cuando podemos dialogar con el Padre, que nos revela todas las cosas en lo oculto. Pero el Espíritu Santo sólo nos traerá revelaciones sobre lo que ya conocemos. Es decir, cuanto más conocimiento tengamos, más nos será revelado.

Por último, quiero decirle que el conocimiento teológico y el Espíritu Santo deben caminar juntos. De nada nos valdrá tener uno en detrimento de otro. Por lo tanto, para ser usados en la obra de Dios, de acuerdo con Su voluntad, que podamos seguir el consejo del apóstol Pablo:

“Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad”. 2 Timoteo 2:15

Espero que este estudio sea provechoso para usted.

Que Dios lo bendiga grandemente

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