Cuando se comienza un sermón se debe saber exactamente lo que va a hablar, tenes que haber preparado previamente el asunto y sobre el desarrollo de la predicación. El predicador necesita saber exactamente el objetivo de este sermón para evitar errores.
El foco principal de todo sermón es la Palabra de Dios y para que esto ocurra el predicador debe enfocar toda su dedicación en un solo texto bíblico y hacer el análisis detallado de este texto, la comprensión exacta por parte de su público.
La predicación no puede, en modo alguno, servir para demostrar preferen-cias personales, exponer la posición personal del predicador contra determinada persona o comportamiento que él personalmente no acepta y tolera.
La predicación es mucho más que la mera opinión del predicador. Es infinitamente mayor que esto, ella debe ser la Palabra de Dios, la Biblia representada en la figura del predicador.
¿Se percibe la responsabilidad de ser un predicador? El Predicador debe tener como el límite para sus sermones la Palabra de Dios y lo que extrapolar al entendimiento bíblico debe ser dispensado, dejado de lado por el predicador, consciente de esta limitación a su sermón.
Por supuesto, hay muchos errores que deben evitarse en la predicación y el predicador debe estar bien atento, estar realmente preparado en todos los sentidos, conociendo la Palabra de Dios y incluso analizando posibles comportamientos pasibles de queja por los oyentes de la predicación.
Hay gente diciendo que: «Quien capacita es Dios». Plenamente de acuerdo. Jesús y el Espíritu Santo tiene que estar a frente en el desarrollo de su ministerio, sin ellos nada sería posible, pero… ellos te capacitan de acuerdo a ti mismo, según usted tiene buscado el conocimiento de la Palabra de Dios
Yo voy a explicar mejor: Si Dios ve que usted busca el conocimiento, ciertamente El te dará. Si usted quiere mejorar su ministerio, como seguro El te ayudará. Si usted busca la unción del Espíritu Santo, seguramente te va a concebir.
Entonces, después de estudiar cada error, recomiendo sinceramente que usted pueda confrontar su vida con Dios, «ajustando» su ministerio, haciendo de él cada día más un altar de aciertos y no errores.
Mencionaremos aquí por lo menos 10 inconvenientes que frecuentemente ocurren en los púlpitos de nuestras iglesias, los cuales deben ser evitados:
1- Abandonar el Texto
Predicar la Palabra a su vez no debe ser confundida con la narración de varias historias sin vínculo alguno con el paso en pauta.
Comenzar, por ejemplo, con la parábola del hijo pródigo y completar con la curación del ciego de Jericó sin hacer la debida contextualización y aplicación práctica.
Esto hecho poco se aprovecha. La falta de objetivo en la predicación dificulta la comprensión por parte de los oyentes.
Hemos sido llamados para decir lo que Dios dijo en su Palabra.
“Y a ti, hijo de hombre, te he puesto por centinela de la casa de Israel; oirás, pues, la palabra de mi boca, y les advertirás de mi parte.” (Ez 33:7)
2- Exagerar hablando de las novedades del mundo secular
También, predicar no es pasar buena parte del tiempo hablando de tecno-logía, de política o incluso comentar contenido de películas, novelas o noticieros, etc.
La iglesia se reunió con objetivos específicos dirigidos a la adoración. Ella jamás debe ser confundida con los atenienses, los cuales en los días de Pablo se ocupaban apenas en oír o decir las últimas novedades.
3- Creer que estamos por encima de los demás
Debemos recordar en todo momento en que tener la posibilidad de predicar en una reunión no te hace ni más santo, ni mejor, ni nada de eso. Simplemente glorifica a Dios por la gracia que te fue concedida para compartir aquello que El te dio en la intimidad con los demás, y hacerlo de forma humilde sin creerte superior.
4- Superficialidad
Tomar demasiados versículos y leerlos superficialmente, no enseñando nada de lo que una persona con inteligencia promedio no lo habría obtenido del texto.
5- Críticas
Hacer críticas imprudentes dirigidas a las personas (principalmente autorida-des de la Iglesia) o grupos (por más que tales críticas sean verdaderas).
“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.” (Lc 6:45)
6- Complicar
En lugar de explicar el texto, un predicador en realidad puede hacer que sea más oscuro. Por lo general, consiste en textos demasiado grandes, frases demasiado largas, conceptos demasiado abstractos, un lenguaje demasiado filosófico / teológico.
7- Ser excesivamente aburrido o excesivamente humorístico
1) En lugar de darle el énfasis a Jesús, su enseñanza se pone a hablar de cosas triviales, que no edifican para nada al sermón, entonces su predicación pasa a ser aburrida, cansadora.
El objetivo siempre debe ser permitir que la Palabra sea predicada con excelencia, y que ella misma se valga por sí misma.
2) Si sus oyentes salen del culto pensando que usted es un predicador divertido, entonces usted predicó un terrible sermón, el objetivo no se logró. Lo que debe de estar en las mentes y corazones de sus oyentes cuando salen debe de ser la Palabra de Dios, y si no lo es, entonces no debería a atreverse a poner este pecado a pies de sus oyentes.
8- No ser un líder nato
Si no actúas como líder, otro lo hará y causará divisiones en tu iglesia, así de fácil. Para evitarlo, aprende cómo ser un líder, estudia, prepárate y ponga en práctica.
Un líder saca lo mejor de las demás personas, da el ejemplo, es digno de imitar, da gusto seguir, es amado y sobre todo, un líder deja más líderes en su lugar.
9- El olvido de Jesús en la predicación
Todos los mensajes deben apuntar a Jesucristo porque Él es el modelo para lograr vencer el pecado. Es por medio de su sacrificio, de su resurrección, de su vida en nosotros ya través de nosotros. ¡Es todo por Jesús!
«Porque de él, y por medio de él, y para él son todas las cosas. A él, pues, la gloria eternamente. ¡Amén! (Ro 11:36)
10- Predicar lo que piensa y no lo que está en la Biblia
Esto generalmente afecta a los que no estudian ni se preparan lo suficiente.
¿Quién no estudia, tiene que predicar en la improvisación, y la improvisación para una predicación nunca es buena!
Debemos meditar en la ley del Señor todos los momentos, es realmente necesario profundizar en su conocimiento.
Tenga mucho cuidado al exponer lo que no es bíblico, pues generalmente, eso afecta a muchas personas. Usted no debe hablar lo que quiere, sino lo que Jesús escribió en las Sagradas Escrituras.
«Si alguien habla, habla según las palabras de Dios; si alguien administra, administre según el poder que Dios da; para que en todo Dios sea glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y poder para siempre jamás. Amén.” (1 Pe 4:11)
Conclusión
Vamos a analizar una situación bíblica:
«No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!” (Mt 7:21-23)
¿Puedes entender este versículo mencionado arriba? Muchos van a llegar en aquel día diciendo Señor, pero, Jesús va a hablar: «Nunca te conocí”. Esto es realmente grave, muestra lo que podemos errar.
Usted debe predicar la Biblia, porque ama y quiere ver a otras personas salvadas junto con usted allí en la eterna Jerusalén.
Esperamos fielmente que después de todo lo que se ha dicho, si usted tiene mal en alguna cosa, que se puede arreglar su vida ministerial.
Los errores aquí citados, son para iluminar a su ministerio. ¡Que Dios nues-tro Padre y el Señor Jesucristo le den gracia y paz!
El Instituto Teológico Latino pretende ser un instrumento de Dios para el pueblo Latinoamericano.
Deseamos bendecirlo a través del conocimiento de la Palabra de Dios, de acuerdo con el libro de Oseas 4: 6, «Mi pueblo perece por falta de conocimiento».
Para nosotros del ITL- Instituto Teológico Latino, es un gran placer formar parte de ese ministerio, de este modo, queremos que Dios os bendiga grandemente.
“Mi oración es que Dios bendiga fraternalmente en Cristo Jesús”
Equipo ITL – Instituto Teológico Latino
Pr. Sergio Anacleto