LOS DONES Y TALENTOS

No son raros los momentos en que nos cuestionamos sobre nuestra posición en el cuerpo de Cristo. Muchas veces esto sucede porque no conocemos nuestras reales aptitudes, y de qué forma podemos usarlas para Dios. Por lo tanto, el primer paso es comprender la diferencia básica entre dones y talentos. Después de todo, ¿cuál de ellos tiene?

¿Todos tenemos dones y talentos?

Muchas veces confundimos dones con talentos, y eso es absolutamente normal, ya que ambos son un poco parecidos. Además, existen puntos en común: tanto dones como talentos son dados por Dios, ambos pueden ser perfeccionados y, el principal, ninguno de ellos se nos dio sólo para beneficio propio.

Entonces, si usted se pregunta si todas las personas poseen dones o talentos, la respuesta es sí: cada uno de nosotros posee un don o un talento que fue dado por Dios, después de todo, todos nacemos con un propósito. Sin embargo, algunos ya perciben sus aptitudes pronto, mientras que otros tienen que ir en busca de ese conocimiento, incluso para un descubrimiento de su propósito de vida. Al final, Dios no nos da nada que sea sólo para beneficio propio.

Pero entonces, ¿cuál es la diferencia entre un don y un talento?

Tal vez esa sea la pregunta que se acerca a la mayoría de las personas. Sin embargo, no es muy difícil conocer esta diferencia. Talentos son habilidades naturales que la persona recibe al nacer, que pueden – y deben – ser perfeccionadas a lo largo de la vida. Los dones son derramados por el Espíritu Santo para la edificación de la Iglesia.

1. ¿Qué son los dones?

Podemos comprender que, de acuerdo con las Escrituras, existe una gran variedad de dones, que pueden ser divididos entre dones espirituales y dones ministeriales. Ambos son para la edificación de la iglesia. Veamos cuáles son:

Dones ministeriales

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:11,12)

Los dones ministeriales son cinco: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Como el propio texto de Efesios nos muestra, son dados para la obra del ministerio (dones ministeriales) y edificación del cuerpo de Cristo. Sin embargo, necesitamos prestar atención al hecho de que no todos tienen esos dones.

Muchos problemas ministeriales ocurren dentro de la iglesia porque algunas personas quieren ejercer la posición de pastores, evangelistas, apóstoles, profetas o incluso maestros, sin haber recibido de Dios ese llamado. Por lo tanto, reconocer su lugar en el cuerpo de Cristo es el primer paso que debemos dar, cuando nuestro deseo real es servir a Dios.

Dones espirituales

Los dones espirituales se mencionan en varios lugares de las Escrituras. Para fines más didácticos, podemos dividirlos en tres grupos, de acuerdo con los textos que veremos a continuación.

Primer grupo: palabra de sabiduría, palabra de ciencia, fe, sanidad, don de milagros, profecía, discernimiento de espíritus, variedad de lenguas, interpretación de lenguas.

“Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas” (1 Corintios 12: 8-10)

Segundo grupo: apóstoles, profetas, maestros, milagros, dones de sanidad, ayuda, administradores, don de lenguas.

“Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas” (1 Corintios 12:28)

Tercer grupo: profecía, servicio, enseñar, exhortar, repartir, presidir (liderazgo) y misericordia.

“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría” (Romanos 12: 6-8)

2. ¿Qué son los talentos?

Cuando hablamos de talento, nos referimos a todas las habilidades naturales que recibimos de Dios. Hay una infinidad de talentos que, si vamos a enumerar aquí, tardaríamos días para hacerlo. De forma resumida, podemos citar algunos ejemplos de habilidades, como: musicales, artes (artesanía, dibujo, pintura), deportes, cocinar, escribir, etc.

Pero, tal vez usted se pregunte: si no tengo dones, ¿no puedo ejercer un papel importante para la edificación de la Iglesia? Obviamente la respuesta es que usted puede y debe, sí, usar sus talentos para contribuir con la edificación del cuerpo de Cristo, y aún bendecir a las personas en su convivencia del día a día.

3. ¿Cuál es mi responsabilidad ante la Iglesia?

Todos recibimos de Dios un don o un talento. Así, usted puede usar sus habilidades naturales para servir en su iglesia, asumiendo su responsabilidad como parte integrante del cuerpo de Cristo.

¿Tienes dones? Ellos serán reconocidos naturalmente en usted. ¿Tienes un talento especial para cocinar? Hable con su pastor y contribuya con su talento en lo que sea necesario. Su talento es con artes visuales? Converse con el líder de evangelismo y ofrézcase para dar cursos en la iglesia, ganando almas para Cristo. En fin, la infinidad de talentos es tan grande, que le corresponde a usted ofrecer su vida y sus habilidades para ayudar en el crecimiento de la Iglesia.

Todos somos importantes para Dios. Si Él nos ha habilitado con dones o talentos, es porque existe un propósito para cada uno de nosotros. Basta descubrir nuestro lugar en el cuerpo de Cristo.

Querido hermano espero que este texto haya sido importante para su aprendizaje.

¡Un gran abrazo!
Pastor Sérgio de Souza

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